Ponencia del expresidente del Gobierno Español, Felipe González, titulada "Crisis Económica. Sus consecuencias y perspectivas. La importancia de Europa".
México, D.F., 26 de julio de 2012.
Presentador: Para hablarnos de Europa, el señor Felipe González, el artífice de la España moderna, una inspiración para el resto de Hispanoamérica, un actor indispensable del mundo moderno.
Felipe González: Muchas gracias, buenos días. Ahorraré saludos para todos amigos.
Reconocerán que el peor papel me toca a mí el día de hoy porque hablar de Europa y de España es hablar no de la postcrisis sino de la precrisis o de la crisis que no cesa.
El título del Seminario no se acomoda mucho.
He hablado recientemente en estos días, después de un cierto periodo, iba a decir “de silencio” pero no es cierto, sino más bien, período de reflexión interna.
Un poco cansado de ver la falta de decisión desde el punto de vista de los líderes políticos europeos, incluidos los españoles, decidí aparecer y dar mi opinión. Es muy reciente.
Muchos de los amigos presentes me han hablado de esa aparición o de esa comparecencia de prensa de hace unos días que se complementaba con algo un poco más breve, tal vez un poco más sarcástico y que en parte quiero que sepan ustedes que es un homenaje a don Pepe Iturriaga.
Fue él quien me inspiró la frase con la que comienzo ese pequeño trabajo que colgué en “'Huffington post-España”; ya saben que en España “'Huffington Post” es imposible, ahí le llaman “Jacinto Post”.
Acordándome de don Pepe Iturriaga empecé ese trabajo diciendo: “Imagínense que los líderes políticos de Europa, en un ataque extemporáneo de lucidez, empezaran a ver la realidad como los ciudadanos europeos de la calle”.
A partir de ahí hacía una reflexión con una serie de propuestas, pero no resisto la tentación; aunque el modelo de la tribuna no nos acompaña a completar fantásticos razonamientos de Ricardo Lagos, para comprender la que tenemos; no la que viene sino la que tenemos; el papel que va a jugar China dentro de esa inmensa Cuenca Asia-Pacífico y los factores que él citando a Kissinger ha puesto de manifiesto.
Incluso con el Informe de 1907 hay una constante histórica: Que uno, volviendo la vista atrás, ni siquiera necesitando remontarse a los tiempos de Confucio, se viene produciendo.
Deviene siempre la potencia hegemónica en el mundo, aquella que se convierte en acreedora de las potencias que antes fueron hegemónicas. Esta regla funciona.
No sé que tiene qué ver Ocampo con la economía pero lo cierto es que las potencias europeas se diluyen -por expresarlo simbólicamente- cuando, para salir adelante, necesitan el Plan Marshall. No digo ya la ayuda para ganar la guerra; cuando hay una nueva potencia a la que se necesita incluso desde el punto de vista financiero.
No sé cómo se va administrar eso pero si miro a los amigos chinos, tienen 600 mil millones de dólares de deuda soberana europea, a pesar de lo cual en la anterior reunión del G-20 en México invitaron a los chinos a formar parte de este fondo de estabilidad europea de 500 mil millones de euros.
Debo decir, fueron prudentes diciendo: “Nosotros ya tenemos 600 mil millones de dólares -580 mil-, quiere decir que ya tenemos el 80 por ciento de lo que ustedes todavía no han puesto en marcha”. Las noticias de ayer eran confusas.
Bueno, se retiraron, prefieren participar en otras cosas, tienen 1.3 millones de dólares de deuda americana, deuda soberana. Por tanto, con razón Hillary en la penúltima visita a China, cuando preparaba una de Obama, la prensa insistía constantemente en que en la agenda se iba a plantear o se había planteado el problema de los Derechos Humanos, etcétera.
En un momento determinado le salió el carácter y le dijo: “¿Usted le metería el dedo en el ojo a su banquero?”. Tengan un poco de calma.
Volviendo al tema de mi intervención que trataré de hacerlo lo más conciso posible, me ha sorprendido que la intervención del Presidente Calderón me podría haber ahorrado incluso intervenir respecto de Europa, es absolutamente lúcida, creo que su intervención sobre el comercio internacional también.
Como ven, tengo siempre pasión por el diálogo.
Es verdad que las relaciones comerciales, mientras más abiertas sean, mejor. Sin duda alguna hay que tener cuidado para que sean equilibradas, no sólo que haya una gran apertura comercial, sino para que la gran apertura comercial mantenga ciertos equilibrios.
Finalmente, es verdad, que en el manejo de las materias primas, sobre todo alimentarias, se está provocando incluso la espoleta que desató las revueltas árabes, que fue una vez más, como pasaba en el Siglo XIX en Europa, una revuelta del pan; comenzó siendo una revuelta del pan.
Tenía otras implicaciones que afectaban a la dignidad y a la libertad, pero fue una revuelta del pan, con motivos que ya están relativamente analizados, de una subida, una crisis alimentaria por la sequía rusa y una subida especulativa del precio del alimento insoportable para esos segmentos de población.
Pero es verdad que había operadores financieros, y los hay, no se ha corregido, no hay voluntad política para corregirlo, no es que no se pueda corregir.
Nunca he propuesto que se prohíban las operaciones de compra alimentaria a futuro; es decir, si alguien quiere comprar siete cosechas de arroz, que las compre.
A lo que me opongo y coincido en eso, creo que lo hemos hablado muchas veces con Carlos Slim, es que él compre siete cosechas de arroz las pueda comprar afianzando el 5 por ciento de su valor.
Esto me parece un disparate, por tanto, si los bancos centrales deciden que tienen que poner el 60 por ciento de su valor para comprar las siete cosechas de arroz, les aseguro que la especulación sobre los alimentos disminuirá en un 80 por ciento, porque nadie se atreve a pillarse las manos en esas magnitudes, que es mucho más fácil, con el 5 por ciento de fianza.
Compro siete cosechas de arroz o de trigo, de lo que va a depender la alimentación de muchos millones de seres humanos.
¿Qué ha pasado con Europa?
Hay problemas de fondo, pero hay problemas inmediatos, problemas de emergencia y esos problemas de emergencia que no son del día de hoy, aunque todos los días vivimos una emergencia, que vienen desde el estallido de la crisis de 2008, que probablemente es la consecuencia de otras, vivimos en una situación de emergencia con una institucionalidad europea que no está preparada para la emergencia.
El proceso decisional europeo se bloquea ante la emergencia, no tiene capacidad de respuesta para la emergencia y, además, ha retrocedido un proceso que es, le guste o no la expresión a algunos, de federalización.
Y el proceso de federalización llega a tener una sola moneda para 17 países con un solo banco central, lo cual significa que los bancos centrales de 17 países han perdido competencias que son fundamentales para el Banco Central, sin que el Banco Central Europeo dentro de esa zona monetaria, que es soberanía cedida por todos, ceder la soberanía de la moneda, sin que el Banco Central Europeo sea un banco de último recurso o pueda intervenir en los mercados para frenar los movimientos especulativos en las deudas soberanas.
Les pondré un ejemplo que tal vez los siga, no tenemos mecanismos para eso. Cuando firmamos el acuerdo que nos llevó al euro, como en Europa va despacio, y era lógico, fue hace 20 años; por tanto, yo estaba en la firma del acuerdo, y el acuerdo era un acuerdo de unión económica y monetaria.
En el 98 se decide poner en marcha la unión monetaria y nadie cree necesario, casi nadie, poner en marcha una unión económica y fiscal.
Algunos advertimos en 98 que si había una sola política monetaria y divergentes políticas económicas y fiscales, en la primera crisis económica financiera, se produciría lo que llamábamos en aquel momento: Choques asimétricos.
En esas estamos, en los choques asimétricos de una sola política monetaria para situaciones que antes y ahora eran radicalmente distintas desde el punto de vista de las divergencias económicas.
He dicho ya tantas veces que estamos en una situación límite, que quiere decir que en el límite uno se puede seguir arrastrando por el fango durante muchos años, y el Presidente Calderón lo ha definido muy claramente, el problema es que se ha tratado la crisis de la deuda como una crisis de solvencia y se está provocando un problema de solvencia serio en países que no tendrían por qué tenerlo, incluyo a España.
En lugar de ver que lo que había ocurrido con la implosión del sistema financiero, es verdad que había habido un incremento espectacular del gasto, que había saltado del déficit de la deuda, etcétera; pero que lo que habría y hay sobre todo, era un problema de liquidez.
Por tanto, equivocando un problema de liquidez con un problema de solvencia, estamos arrastrándonos hasta llegar a los límites de la insolvencia con un coste enorme desde el punto de visto económico y desde el punto de vista social.
Verán, podría decirlo esto de varios países europeos, España entra en la crisis, lo repetiré una vez más, entra en la crisis, es decir, llega a 2007 con las siguientes cuentas públicas: Menos de 37 por ciento de deuda sobre el Producto Bruto.
Como decía mi paisano: “¿Cómo está tu mujer?”
Él decía: “¿Comparada con quién?”Yo la voy a comparar con Alemania, porque si no, no hay punto de referencia, en ese mismo momento Alemania tenía 87 por ciento de deuda sobre el Producto Bruto, o 37 versus 87. Pero España tenía un superávit presupuestario de 2.3 puntos de PIB; Alemania un déficit de 4 puntos.
Las cuentas públicas, que es lo que de verdad despistó a los líderes políticos de entonces y de ahora, las cuentas públicas eran impecables, se manejaba la unión monetaria con lo que llamaban el pacto de estabilidad.
En Europa, siempre que haya un pacto de estabilidad, es una costumbre muy política, hay que añadirle una coletilla para que la gente no se ponga nerviosa y de crecimiento, pero en realidad un pacto de estabilidad.
¿Cuál era el contenido del pacto?
Los países del Euro no podían superar el 60 por ciento de deuda sobre el producto bruto, si lo superaban tenían que tener un plan de ajuste para llegar al 60 por ciento y no podían superar 3 por ciento de déficit sobre el producto bruto y si lo superaban tenían que tener un plan de ajuste para recuperar el equilibrio presupuestario, bueno, el equilibrio para navegar por debajo del 3 por ciento de déficit.
Por tanto, España llega a la crisis sobrecumpliendo el pacto de estabilidad en tanto que Francia, Italia, los países centrales, Alemania, etcétera, no cumplen el pacto de estabilidad.
Se podría decir que el Estado Español era el alumno perfecto del pacto de estabilidad, pero también ¿era España un buen alumno desde el punto de vista de la convergencia o de la divergencia de las políticas económicas y fiscales del país? Pues va ser que no, al mismo tiempo que teníamos un superávit de 2.3 por ciento en los presupuestos del Estado teníamos un déficit de balance de pago del 10 por ciento y teníamos un déficit comercial equivalente.
El déficit de la balanza comercial y de la balanza de pagos, sobre todo el de la balanza de pagos no se analiza de manera muy simplista cuando se dice que es muy alto, siempre que es muy alto es preocupante.
¿Pero cuál es la naturaleza de ese déficit, es decir, qué estaba pasando con la economía española, con la economía real de España, no con las cuentas públicas?
Se estaba endeudando con el exterior hasta el 10 por ciento del producto bruto, pero se estaba endeudando porque estaba comprando bienes de equipo y bienes de capital para mejorar su competitividad en la economía abierta, no, por cierto; se estaba endeudando para un consumo interno, fundamentalmente de ladrillo y de cemento, y no para mejorar la capacidad de competir en una economía abierta.
El desequilibrio se produce a tal velocidad que hay pocos ejemplos históricos de eso, si no de España, podría hablar de Irlanda y de otros, pero en fin, estoy hablando del caso español.
Cuando empieza la crisis, cuando implosiona, cuando se ve, empieza un poco antes, 2008, 2009, 2010, para 2010 España tenía 11 por ciento de déficit sobre el producto bruto en las cuentas públicas y la deuda había galopado del 37 por ciento, por debajo del 37 por ciento al 60 y ahora estamos rasando el 80, la deuda pública.
Por tanto, la economía privada, se cierra la financiación externa, se produce una crisis que todos conocen, se desapalanca en parte, dramática y traumáticamente, pero las cuentas públicas se disparan por el rescate a la banca.
Mientras que Alemania empleaba 17 ó 20 puntos de Producto Bruto o Francia o gran Bretaña veintitantos puntos de Producto Bruto para rescatar a su sistema financiero, en España no se produce ese fenómeno porque se considera, en parte con razón, que nuestro sistema financiero estaba menos contaminado que el sistema financiero anglosajón por los derivados, los estructurados y no sé cuánto de estas figuras.
Incluso las hipotecas, es lo que realmente en España es el gran indicador de la inmensa burbuja inmobiliaria especulativa, no eran hipotecas como las de Estados Unidos que se convertían en un subproducto o en un producto que estructurado Lehman Brothers lo podía vender, un cachito de aquí y de allá a un pensionista o al ahorro de un pensionista en Corea del Sur.
Eso no ocurría en España, las hipotecas las tenían con el banco, pero el gran coche no fue ese, fue el corte de liquidez, corte de crédito brutal, la caída vertical de la construcción acompañada de la recesión mundial.
España no bajó el Producto Bruto en el año 2009, más que en Alemania. La diferencia es que en Alemania, mecanismos particulares alemanes bien hechos, en Alemania el desempleo llegó a aumentar medio punto y en España pasó del ocho y medio por ciento teórico, porque habíamos absorbido seis millones de inmigrantes en ocho años, pasó al 17, al 18, al 20, al 21, al 22, estamos en el 24.
Sólo la financiación del desempleo, la cobertura de ese coste social necesita cuatro puntos de Producto Bruto. Así entramos a la crisis.
¿Cómo se está tratando el problema? De manera disparatada. Lo que me alarmó más que nada el otro día, y comprenderán que lo diga yo como político, es que el presidente del gobierno recién elegido hace siete u ocho meses con mayoría absoluta, se suba a la Tribuna del Parlamento, no lo ha hecho con mucha frecuencia, hasta ahora no ha habido ni un solo proyecto de ley, todos han sido decretos, leyes.
En tanto hay ahí una alteración del propio funcionamiento regular de la democracia, pero se sube a la tribuna para decir: “Esto es lo que tenemos que hacer, ninguna de las cosas que les propongo que voy a hacer me gustaría hacerlas, no me gustan estas medidas; pero no tenemos libertad para elegir”.
Dicen los ciudadanos: “Entonces, el ejercicio que acabamos de hacer de soberanía para elegirlo con mayoría absoluta, usted reconoce que no sirve. Usted me dice que no tiene libertad”.
Eso políticamente nunca es verdad, siempre hay libertad para optar entre un camino y otro, incluso, libertad para optar por un camino disparatado.
En alguna ocasión teníamos algunas discusiones, dice: “Bueno, la globalización impone una regla que limita el disparate”. No, el margen de maniobra que nunca se pierde es el margen de maniobra para el disparate.
Lo que se ha limitado es el margen de maniobra para hacer las cosas bien, pero de hacer disparates; una catedral se construye en 700 años o en 300 años, pero se destruye en dos horas.
Los talibanes tienen buena práctica en hacer estas cosas y los fundamentalistas, pueden destruir una obra hecha en siglos en horas.
Por tanto, estamos en una situación que de verdad es incomprensible, vista desde afuera. Esta mañana, hora a hora, me levanto y todos los amigos me dicen: “Bueno, hay una noticia de alivio, ese recién aprobado Fondo de Estabilidad Europeo va a tener una ficha bancaria, controlado indirectamente por el Banco Central Europeo, va a tener capacidad de comprar deuda”.
Y por tanto, delimitar una situación ridícula, que es la situación que también se había descrito aquí esta mañana de que España o Italia estén pagando 6.5 o 7 puntos de tasa de interés, por ejemplo en relación con Inglaterra. Inglaterra tiene un poquito más de déficit que España.
Tiene un 15 por ciento más de deuda que España y el último trimestre su economía ha caído un 0.7 versus un 0.4 de la economía española.
Digamos que los dos países están mal, en una mala situación. Gran Bretaña se financia esa deuda al uno por ciento; España está pagando siete por ciento. Dicho en otros términos, lo decía el Presidente Calderón, va a tener que pagar cuatro puntos de producto bruto para la financiación de la deuda.
¿Por qué digo cuatro puntos de producto bruto? Porque es lo que está pagando por el incremento del desempleo después de la implosión de la crisis. O sea, está pagando por desempleo lo que va a pagar por intereses de la deuda.
Y al Banco Central Europeo ni se le ocurre hacer lo que hace el banco de Inglaterra o la reserva federal, porque hemos dicho el grado de insolvencia de Grecia, pero en Estados Unidos, algunos de los estados de la Unión, están en una situación, que podríamos calificar de falta de solvencia seria, estructural, deuda-déficit, pero se siguen financiando con intereses negativos.
Eso quiere decir, que a veces se me interpreta mal, que no haya que hacer un ajuste fiscal; naturalmente que hay que hacerlo, no se pueden mantener los niveles de déficit en los que estamos. Pero si se confunde el problema de la deuda con un problema de solvencia y se sigue enterrando la posibilidad de la economía de responder y de crecer, se le está aplicando al enfermo sangría tras sangría y mientras más débil está, más sangre se le saca.
Y hay principios que son elementales: el que no crece, no paga. Miren, los que son mayores en la sala saben que estamos viviendo un proceso distinto, pero con algunas semejanzas a la crisis de la deuda de los años 80 en América Latina; lo que se llamó la década perdida.
En Europa vamos por cuatro años y pico, o sea, que para completar la década nos quedan unos cuantos por delante. Pero vamos camino de eso; no se aprende nada. Ni siquiera se aprende aquella advertencia que hizo Eisenhower en el 57, decía: el único peligro para la democracia americana es la creciente influencia en el proceso de toma de decisiones del complejo industrial-militar.
Trasladen complejo industrial-militar a lo que hoy, de verdad, condiciona e influye en el proceso de toma de decisiones de los políticos que deberían representar los intereses generales.
No nos asombra ya nada de lo que pasa, porque la implosión del sistema financiero tuvo unas causas; las causas permanecen, no se han cambiado.
Pero ya cada día decimos no, el LIBOR, con la responsabilidad de Barclays y de otros tres o cuatro Bancos, ha sido manipulado durante los últimos 8 años, ya no nos impresiona, pues esperamos una multa de 200 ó 250 millones de euros y olvidarnos.
Pensar que durante 8 años, desde las hipotecas más humildes hasta los contratos más importantes, ligados al LIBOR, han estado manipulados en ese LIBOR + 3 o LIBOR + 4, mi pregunta es: ¿Cuándo los políticos de la democracia representativa van a decidir gobernar en defensa de los intereses generales y tomar las medidas en función de la defensa de los intereses generales? ¿Cuándo?
Grecia está en una situación de insolvencia, sin duda; llevaba 8 años presentando -como se diría en México- “cuentas chuecas” a la Comisión Europea para cumplir el pacto de estabilidad. No era verdad.
Ningún año presentaron las cuentas de verdad y cuando se dio cuenta la Comisión Europea, intentó informarse, averiguar, intervenir y el resto de los países europeos del Consejo -la Comisión Europea es la sala de máquinas al día de hoy- el Consejo Europeo, los Jefes de Estado y de Gobierno pararon a la Comisión para que los dejara respirar y no sé qué. Ahora les piden cuentas por no haberlo hecho.
Los griegos, que son los herederos de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, tienen un trasfondo civilizatorio importante; después pasaron por la máquina del imperio turco durante 400 ó 500 años, con toda esa mezcla.
Aún así, no eran suficientes para montar una ingeniería financiera tan complicada como para poder engañar a los 17 países del euro a la vez.
¿Entonces qué hicieron?
Muy fácil contrataron a Goldman Sachs para que les hiciera la ingeniería financiera y las cuentas que presentaron año tras año eran las cuentas que había hecho Goldman Sachs.
Si lo contratan para eso, que lo hagan, no hay ningún problema; el Presidente de Goldman Sachs en ese momento -hoy lo voy a decir aquí- es hoy el Presidente del Banco Central Europeo.
Por eso a veces me preocupa porque los políticos tenemos muchos problemas y merecemos ser muy criticados, pero cuando oigo -cada vez con más frecuencia- que los políticos tienen que ser sustituidos por los tecnócratas, digo, o sea, tenemos que llamar a los que nos llevaron a la crisis para que nos saquen de ella o tenemos que acudir al zorro para que nos cuide el gallinero. Pues no parece que vaya a resultar. Por tanto, estamos en una situación créanme absurda.
Esta mañana hay titulares de prensa a cuatro columnas de: por fin se ha dado un paso con el Fondo de Estabilidad Europea; al mismo tiempo que esos titulares de prensa, yo estaba recibiendo información un poco más actualizada que la de la prensa, que es de anoche, que decía: no es verdad. Ya lo han negado.
Lo que se está ratificando en los 17 Estados del Euro no prevé un mecanismo de intervención en la deuda soberana para limitar la galopada especulativa, no es verdad, ya Alemania se ha opuesto.
Incluso para autorizar el fondo no se tienen que pronunciar sólo los Parlamentos europeos, cosa que me parece normal; se tiene que pronunciar el Tribunal Constitucional Alemán, que hasta el 17 de diciembre nos dicen: “No se sabe si se pronunciará o no”.
Por tanto, Europa está cometiendo un error en el tratamiento de la crisis del que no va a salir y dentro de ese error España tiene sus propias responsabilidades, tiene sus propias culpas, porque España ha vivido creciendo al 4 por ciento la economía, que para, en términos europeos, es un crecimiento enorme, mientras que Alemania crecía al uno y medio o Italia al 1.2 o Francia, con un consumo exagerado que se financiaba con el ahorro externo.
Hasta que llegó la crisis se cortó el ahorro externo, nos quedamos sin financiación y se vino abajo el tinglado, la gran burbuja inmobiliaria que acompañaba a la inmensa burbuja que fue la implosión del sistema financiero global.
Y está pagando las consecuencias de eso. Durante estos diez años a los que se refiere Merkel hasta la llegada de la crisis, es verdad que España no mejoró, sino que empeoró su productividad; no hizo las reformas estructurales que tenía que haber hecho para prepararse para la economía global.
Pero les aseguro que todo el mundo estaba feliz porque la economía crecía y estamos construyendo más casas, 40 millones de españoles, que Francia, Alemania e Italia juntos, 200 millones. 40 millones construían el mismo número de casas que estos tres países y todo el mundo feliz en una galopada disparatada, perdiendo competitividad y dependiendo del ahorro externo.
Por tanto, nosotros tenemos que hacer nuestro deber y nuestro ajuste.
Ahora, todo el mundo sabe que España no va a pasar, a final de año, no va a llegar a bajar su déficit del 8.7 en el que está, al 6.3. Lo sabe todo el mundo. Ha subido tres puntos el IVA, acaban de subir el IRPF, cualquier renta media alta, 52 por ciento de la renta.
Ha habido un enorme esfuerzo para subir impuestos y tratar de cerrar el déficit. Mientras más aumenta la presión fiscal en esos términos, más se está cayendo la demanda, más cae la economía y el drama es que hay menos ingresos con mucha más presión fiscal, claro, la presión fiscal se concentra en menos gente, pero hay menos ingresos y el objetivo déficit no se va a cumplir.
¿La irracionalidad en qué consiste?
España tiene que llegar a objetivos de déficit razonable, de hecho, hemos cambiado hasta la Constitución y hay un tratado europeo para que en el 2020 el déficit estructural de todos los firmantes del tratado sea del 0.4 por ciento. Digo déficit estructural para precisarlo técnicamente.
En el 2020, estamos en el 2012, tenemos ocho puntos y pico de déficit, pues nada, los talibanes entorno al Banco Central Alemán, no digo el europeo y tal, creen que tenemos que llegar al 3 por ciento el año subsiguiente; si saben que no es verdad, que con esta depresión de la economía tienen que llegar alguna vez a la conclusión de que el que no crece no paga y el que se muere paga menos.
Por tanto, tienen que compensar las políticas de ajuste moderándolas, las necesarias políticas de ajuste, con políticas de estímulo al crecimiento. Así que llevamos muchos años de crisis y veo que lleva ocho meses el actual gobierno, al que le deseo todo lo mejor, incluso, que se deje ayudar, que habrá tomado no sé cuántas medidas por decreto-ley.
Pueden observar si han sido 100 o las que sean, no hay una sola que estimule la demanda o que estimule el crecimiento o que estimule la inversión, ni una sola.
Por tanto, España tiene que hacer sus deberes pero quiero que comprendan que si hace todo lo que tiene que hacer, y lo hace bien, habrá hecho el 20 o el 30 por ciento de la faena, el resto depende de que la política europea cambie de verdad.
Puede cambiar, sí, por el momento Alemania que crecía con base a sus exportaciones al 4 por ciento hasta hace un año, este año probablemente va a crecer al 0.7 por ciento, porque a quién le va exportar si estamos todos tiesos, si no hay nadie para comprar, a quién le vendes cuando no te compran.
Por tanto, ya empieza a haber una cierta revuelta de los industriales alemanes que naturalmente necesitan crecer, como el consumo interno en Alemania está muy controlado por una política salarial muy rigurosa en los últimos 13 o 14 años, viven de la exportación.
Pero qué casualidad que los países de Europa este año y el que viene y el siguiente, no van a poder importar; China va bajar el crecimiento del 10 al 7.5 por ciento; por cierto, operación dirigida desde el Estado.
Que tiene sus consecuencias para todo, ¿verdad Ricardo?, pero hay una consecuencia que no queremos ver, va aumentar su excedente de ahorro al apretar la inversión interna para sus inversiones en el exterior, van a tener un excedente de capital que ya veremos que hacen con él van a disminuir la tasa de crecimiento, por tanto la de importaciones, para todos, también las de Europa.
Y Estados Unidos está navegando en medio de la crisis y asustado por la repercusión de Europa, esta sí que es una consecuencia de la globalización.
Estuve hace un año y medio en una reunión en Argentina con esta crisis europea que no cesa, y es verdad que la mayoría de los reunidos, muchos de ellos industriales argentinos, algunos de ellos partidarios de las instituciones de importaciones todavía hoy y estas cosas. Decían: Hombre, Europa, los europeos, que tantas veces nos han dado lecciones de cómo enfrentar una crisis financiera y no sé cuánto, y ahora no saben qué hacer.
Había una medio diversión, medio burla de cómo estos no saben salir de esto y tal, cosa que entendí muy bien y les dije: Me van a perdonar, yo comprendo que estén contentos porque no sepan por dónde salir los dirigentes políticos europeos que siempre han sido los maestrillos que han dado lecciones de cómo resolver los problemas en América Latina y en otras partes del mundo.
Pero les ruego que concentren su alegría en el tiempo que dura un orgasmo, porque cuando se les pase el orgasmito, verán que Europa sigue siendo todavía el 30 o el 32 por ciento del comercio mundial.
Por tanto, si entra en recesión la economía europea, qué le vamos a hacer, todas las cifras que ha dado Ricardo son las que son, hay una excepción que no ha dado, pero no porque no la sepa, sino porque no tocaba darla, es que en lo único en que se mantiene una hegemonía de esa área occidental desarrollada de la que hablábamos hace unos años como los responsables del 70 por ciento del Producto Bruto Mundial, son en los flujos de capital y en el sistema financiero mundial.
El 80 y algo por ciento de los flujos de capital, siguen pasando por las plazas de ese occidente desarrollado que ya no es responsable siquiera del 50 por ciento de la riqueza real del Producto Bruto Mundial es tal la situación y es lamentable decir que no veo la respuesta de Europa, que no la veo ni la inmediata, ni la mediata.
Que hay que federalizar el gobierno de la unión, sin duda; Europa se encuentra -final de mi intervención- en una encrucijada. O da pasos hacia la federalización que incluyan una política económica y fiscal que acompañe a la política monetaria para el área, por lo menos, del Euro y que preserve el mercado interior sin frontera.
Es decir, o hace esa operación, o deshace lo que ha hecho, va ser una cosa u otra.
La gente habla del costo del no-Euro, inclusive he oído al Gobierno Español durante estos meses decir: “España es muy grande para que la Unión Europea la deje caer poniendo en riesgo al conjunto del Euro”.
Qué poca memoria histórica, Europa ha hecho dos guerras mundiales en el Siglo XX; la Unión Soviética se cayó en año y medio, y el imperio Sur-Húngaro en cuanto estalló la Primera Guerra Mundial.
Y no estoy hablando de escenarios dramáticos, es decir, nadie se va atrever a dar un paso atrás en el Euro, pero, por favor, claro que van a ser lo más lentos, iba decir prudente, porque ahora oigo hablar todos los días de prudencia y me acuerdo de San Agustín, que decía que la prudencia era una virtud que debía atribuirse a la acción no a la inacción; no es prudente el que no hace cosas, sino el que las hace con sentido.
El tercero de los caminos, escenario número uno: Avanzar decididamente a lo que llamamos una unión política, que es el primer paso de unión económica y fiscal.
Escenario número dos: Deshacer parte del camino andado.
Escenario número tres, que es en el que estamos: Arrastrarse por el fango sin tomar decisiones y así nos va afectando a los europeos y a todos los presentes.
Gracias.
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