Conferencia del secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias, y del exsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Carlos Magariños, titulada "Después de la Crisis ¿está claro el rumbo?".
México, D.F., 26 de julio de 2012.

Presentador: Finalmente e inmediatamente antes del almuerzo, para hablar del futuro, para imaginarnos el final de la crisis y el rumbo que tendrá, nos acompañan el doctor Enrique Iglesias, que fue Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo y es actual Secretario General Iberoamericano y el doctor Carlos Magariños, que fuera el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial.


Palabras del secretario General Iberoamericano, Enrique Iglesias:

Muy buenas tardes.

Es muy tarde, sé que tenemos que almorzar y se ha dicho todo lo que realmente se debe decir para encarar los temas que nos preocupan o que le preocupan al Círculo de Montevideo.

Muchas gracias, Presidente Sanguinetti.

Muchas gracias, Carlos Slim, por darnos la oportunidad de participar en este debate.

Como digo, las importantes presentaciones, realmente sustantivas presentaciones, nos eximen tanto a mí como a Carlos de ser demasiado abundantes en el tiempo a utilizar.

Creo que tenemos que, fundamentalmente, poner acentos en lo que se ha dicho y voy a poner tres grupos de acentos: uno sobre la crisis como tal, otro sobre los rumbos de salida y otro sobre los desafíos, algunos desafíos para América Latina y algunos para el mundo.

Con respecto a la crisis como tal, creo que estamos en presencia de una crisis, no mundial, todavía la crisis no es mundial, vamos a crecer 3 por ciento en el mundo, es decir, la crisis no existe en América Latina, ni existe en Asia, ni existe en África, ni existe en Oceanía. No existe fundamentalmente en Atlántico Norte y Japón, en Estados Unidos y tampoco en toda Europa, es una crisis muy asimétrica, el norte de Europa está en un ritmo y el sur de Europa en otro.

Pero sí tenemos una crisis que podría convertirse en mundial y eso lo veremos al final de nuestras reflexiones.

Creo que estamos en presencia de algunos rasgos de esa crisis, que fueron señalados muy bien. Quizá el primer rasgo es la profundidad de la misma, el segundo rasgo es que estamos en presencia, en mis largos años trabajando con crisis, desde el ´82 aquí en México, hasta el 2012 en Argentina, las viví todas con distintos sombreros pero intensamente y no desde la platea, desde el escenario.

Y les puedo decir que es la primera vez que veo dos cosas que impresionan, es la primera vez que veo a Estados Unidos discrepando con Europa; la segunda vez es que veo una discrepancia entre el norte de Europa y el sur de Europa en las dimensiones en que está ahora.

Eso coloca en un rango muy especial y muy peligroso a las crisis, sobre todo cuando estamos hablando de dos puntales como son Europa y Estados Unidos, que son casi el 50 por ciento del Producto Mundial y son las bases del capitalismo mundial.

El otro rasgo importante es que esa crisis se está convirtiendo en una crisis perfecta, los gobiernos no invierten, los bancos no prestan, los consumidores no consumen, y el mundo se está encogiendo. El mundo en comercio internacional se estaría encogiendo.

Esto hace que, como se ha dicho acá y lo dijo Carlos Slim esta mañana, estamos no tanto en una época de cambio, en un cambio de época más, estamos volviendo a lo que ha sido el rasgo central del mundo en los últimos 200 años que es la inestabilidad.

Nosotros vivimos 30 años de una adorable estabilidad, estábamos tan convencidos que manejábamos las cosas que llegamos a creer que con una ecuación matemática se preveían los riesgos. Y así lo fue.

Esa entrada en la época de inestabilidad es importante que la pensemos todos los que están en la acción política, los empresarios porque hay que navegar en la inestabilidad con salvavidas muy distintos a los que venimos usando hasta ahora.

¿Qué sabemos y qué no sabemos en esa crisis?

Sabemos algo,  ya se puede ir viendo, esto va a durar, como duró la crisis del 30, donde realmente la integración de los mercados se dio a mediados de los 50, y qué hubo en el medio, y qué hubo en los 30.

Sabemos que esto va a durar, y sabemos muy importante que el mundo al que llegaremos no es del que partimos, es otra economía, es otra sociedad, y son otras relaciones internacionales.

Es otra economía porque está basada en la economía del conocimiento, afortunadamente, y ofrece oportunidades impresionantes, y con la emergencia de todo un mundo emergente que ya está tocando el 50 por ciento del Producto Mundial.

Entonces estamos en presencia de una misma vigorosa realidad que abre enormes oportunidades a la civilización del futuro. Estamos en una nueva sociedad, sí, lo ha dicho muy bien José Miguel, una sociedad donde hay nuevos fenómenos, una nueva sociedad donde hay clases medias, en América Latina, se habla que hay 60 por ciento, esas clases medias.

Una sociedad que incorpora la violencia como un fenómeno de desafío permanente en la vida de la gente e incorpora un nuevo elemento, que también lo mencionó Insulza, que es que empiezan a aparecer las mayorías queriendo intervenir mucho más en la sociedad y eso desafía a la política, a la economía, a la sociedad.

Una sociedad vigorosa, pero con muchos problemas que nos obligan a repensar cómo administrar y cómo movernos en esa sociedad.

Y unas nuevas relaciones internacionales, que eso es realmente muy importante, y que es clave para sacar la conclusión de la mañana de hoy, es decir, el mundo del pasado fue un mundo bipolar y ahora vamos a pasar al mundo multipolar, es mucho más peligroso el mundo multipolar.

Cuando se ponían de acuerdo Washington como (inaudible), respiramos todos; pero hoy en día hay que poner de acuerdo a Washington, a Alemania, Inglaterra, Francia, China, a la India, a Brasil; ese mundo multipolar va a ser muy difícil administrarlo.

Bien lo sabe Europa, que fue multipolar por 800 años e inventó todas las guerras. Es decir, cuando hay un mundo multipolar, hay muchos riesgos y eso implica un desafío de construir un nuevo conjunto de relaciones internacionales, que son realmente muy importantes para vivir en paz.

Y no es solamente una conciliación de intereses económicos que siempre se van a lograr, hay que incursionar en acordar valores y son los valores occidentales y los orientales, el mundo está viviendo la transferencia de poder económico más grande la historia de la humanidad.

Esa realidad que tenemos por delante va implicar definir un nuevo multilateralismo, quizá unas nuevas Naciones Unidas, pero hay que tenerla.

Ese es un poco los rasgos de la crisis que nos toca vivir y que tenemos por delante.

El segundo elemento que quería destacar era el problema, que está vinculado con lo anterior, ¿qué no sabemos?

No sabemos realmente cómo enfrentar las salidas en este momento. Esta confusión es muy importante y tenemos que, de alguna manera, reflexionar sobre ello.

Yo diría que si tuviéramos que inventar rumbos por los cuales orientar la acción, diría que habría tres caminos sin poder realmente incursionar en ninguno de ellos con demasiada autoridad.

Uno, el camino de duración sin dirección, que es lo que hay ahora, fundamentalmente eso mira fundamentalmente a Europa.

Segundo, duración con dirección. Eso es a lo que habría que aspirar y se está aspirando ahora confusamente.

Y lo tercero es el caos, la opción que mencionaba Ocampo, el hecho de que se  interrumpa el euro y que la Unión Europea como tal pague la crisis.

El primer tema, duración sin dirección fue muy caracterizado por Felipe González, por el Presidente Calderón -un magnífico discurso- es decir, la duración sin dirección es lo que nos ha pasado un poco en los últimos tiempos, es decir, sobre todo en Europa, no en Estados Unidos, en Europa mucho más, es decir, tenemos un privilegio de soluciones basadas fundamentalmente en crisis de solvencia, con lo que funda ahí una gran crisis de liquidez.

Un espacio monetario que no tiene banco central, pero también está la última instancia. Es una cosa inconcebible que  no tengamos una cosa así.

Tenemos además una situación en donde prácticamente los países están sin disponer, es decir, optar por el ajuste fiscal antes de estabilizar financieramente. Es muy difícil hacer los ajustes fiscales si no hay estabilidad financiera. Esa es una cosa que lo aprendimos nosotros en América Latina.

Diría que quizá como elemento interesante, a mí me da pena que en Europa somos, nosotros todos, una parte importante de la tradición europea, nunca se nos ha ocurrido preguntarnos a los latinoamericanos cómo hicimos en los 90’s, creo que algo podríamos decirles.

Nosotros hicimos una especulación, en esta secretaría que estoy ahora, de discutir, junto con el Banco Interamericano y alguno de los actores de aquél momento, algunos actores en Argentina, en Brasil, en Uruguay, en Colombia, en México.

¿Cómo hicimos nosotros? Y no nos fue mal, fuimos saliendo de la crisis.

Primero tuvimos siete años durando y haciendo cosas, desde la crisis de ustedes hasta Brady en Estados Unidos, que era en el fondo generar liquidez pagando a uno y a otro,  de alguna manera fuimos armando la banca americana, en buena medida.

Pero después llegó un momento que realmente no funcionaba la cosa y en los años 90 yo me acuerdo, la convención con el propio secretario de estado, simplemente esto no funciona, seguimos pagando y los países no crecen y así no salimos nunca, y vino la solución, que verdaderamente nos fue orientando en el camino, primero ciertamente un ajuste de la deuda, si es un ajuste de la deuda, en algunos casos los plazos, los términos de la deuda, en otro caso, el principal, pero hubo un enfoque al tema de la deuda donde el Brady salió con una solución inteligente.

Luego tuvimos unas políticas orientadas fundamentalmente a enfrentar el déficit fiscal, ciertamente, y lo hicimos, cada país lo hizo a su manera, vendiendo activos, poniéndole más impuesto al IVA o haciendo otra cosa importante que fue crear un impuesto financiero que en Europa parece el pecado original, que era realmente poner un cierto impuesto a las transacciones financieras.

Era un impuesto horrible, pero en el fondo cuando uno tiene necesidad entre ese y el impuesto al IVA, de repente yo me quedo con ese, y no nos fue mal.

Tercer lugar, tuvimos que hacer reformas, haciendo reformas financieras, haciendo reformas en lo laboral.

Y en cuarto lugar, y eso lo recordó muy bien Ocampo, se hizo una política de estímulos. Y aquí en México, luego también.

¿Y eso por qué no se mira un poco todo eso y se incorpora a la segunda solución que es duración con dirección?
Cuando hagamos ese plano aparecen las cosas que se dijeron aquí, es muy difícil no saber cosas en Europa, hay una lentitud, porque como decía Felipe, no está preparado para la emergencia porque tiene que decidir entre 27 países o entre 17 en el euro.

Y claro cuando llegan a este tema se olvidan de un principio que aprendimos todos en América Latina, y era éste:

Cuando tienes que cortarle la cola al perro no se la cortes a pedacitos, cortarle donde haya que cortarle, porque el animal sufre mucho.

Eso es un poco lo que nos pasó a nosotros en América Latina, nos costó aprender eso, hay que saber cómo cortarlo y cómo distribuir los costos, desde luego, eso va sin decirlo.

Yo creo que ese es un tema importante cuando hablamos de la duración con dirección, pero fundamentalmente el hecho de entender que es incomprensible realmente que países que tienen el ajuste brutal que está haciendo España en este momento e Italia, no tengan capacidad de tener soluciones de tipo de liquidez, es por lo menos inexplicable y, por lo más, inaceptable.

Pero yo creo que es un tema que están discutiendo, y lo dijo Felipe Calderón con mucha fuerza.

El tercer elemento es lo que decía muy bien también Ocampo, ciertamente si entramos en un momento en donde se hunde el euro, esto es un golpe muy importante para la economía mundial y podríamos entrar en la recesión mundial.
Los alemanes mandaron pedir un estudio a un grupo de especialistas para que estudiaran el impacto que tendría en Alemania una crisis de esa magnitud, y ese grupo determinó que entre el 10 y el 20 por ciento caía del producto.

Es decir, yo no quiero ni pensar el incendio que eso sería, yo espero que antes de llegar a eso tengamos un poco el sentido común de no precipitar las cosas a ese nivel.

Esos serían un poco los tres caminos, no hay una respuesta clara a la pregunta que hace la agenda. No sabemos en el fondo, estamos orientándonos y tratando de hacer bien lo que hemos hecho en el pasado en algunas regiones, ojalá que se pueda mirar.

Y en segundo lugar, tratar de pensar que si no hay restauración en la solución de duración con dirección de ciertos principios comunitarios basados en el sentido común y la experiencia pasada, las cosas pueden ponerse muy feas.

Tercera área de reflexiones, que es el tema de algunas reflexiones para América Latina y algunas reflexiones para el mundo.

Con respecto a América Latina el impacto, ciertamente, nos toma mejor, no tanto mejor como en el 2009, pero estamos mucho mejor, casi 800 mil millones de dólares de reservas, son cifras de las de Walt Disney, mi generación, es una cosa que nunca hubiera imaginado, pero las tenemos.

Eso es un colchón importante que no se puede despreciar.

En segundo lugar, vamos a tener un impacto de comercio, el impacto de comercio en Europa no es tanto: 13 por ciento son las exportaciones a Europa, aunque en Mercosur son fundamentalmente más del 20.

Pero ciertamente en la medida que tengamos el impacto de comercio que señala Ocampo es cierto y, sobre todo, a nosotros nos preocupa el tema chino, particularmente de Panamá para abajo, donde el tema de la presencia china es fundamental en el volumen exportador.

En materia del sector financiero, hay una situación financiera, hay sectores financieros que están en este momento presentes en la banca internacional, que es una banca sólida, una banca aburrida, en algún sentido, las grandes atracciones de la banca de los países del norte, sino que yo creo que ahí hay una reflexión importante y me parece que, en ese sentido, hay una razonable tranquilidad de que el sistema financiero es hoy sólido, tanto de la banca extranjera como de la banca local.

Y, en tercer lugar, tenemos que pensar también, mirando hacia el futuro, que el problema fundamental es que en el mundo que vendrá de inestabilidad, navegar en (inaudible) es mejor que navegar solo.

La redefinición de una cooperación regional es muy importante, porque creo que es una forma de defendernos todos. El valor hoy día del mercado interno, que también señalaba Ocampo, es fundamental; estamos hablando de siete y pico de trillones de dólares, creciendo, entonces ahí hay un capital importante sobre el cual asentar muchas cosas para hacer, no para aislarnos del mundo, sino para hacerlo ganar productividad y, en ese sentido, competir mejor en el escenario internacional.

Eso con respecto a lo que podríamos llamar el caso de las preocupaciones a nivel de América Latina. No voy a hablar de todos los temas de competitividad, los temas sociales, de educación, pero todo eso no es el motivo el día de hoy. El día de hoy, diría yo, que las crisis nos llevan a reflexionar sobre esos dos o tres temas centrales en los cuales vamos.

Y, por último, alguna reflexión con respecto al mundo. Yo diría lo siguiente, con respecto a los temas de carácter mundial. Creo en lo primero, por lo que dije anteriormente, que tenemos que ir pensando en la sociedad del futuro, la gente joven sobre todo, tiene que ir pensando en que hay que construir una auténtica gobernanza real, únicamente es una etapa inicial, pero tenemos que llegar a construir una nueva gobernanza que refleje los poderes políticos del mundo, los poderes económicos del mundo y que se consienta todo el mundo participando de acuerdo con su importancia relativa en lo que es el mundo que vendrá.

Creo que, de alguna forma, tenemos que pensar que la reintegración de los emergentes al poder mundial es un tema de gran magnitud y, fundamentalmente, generar y fortalecer el multilateralismo, pero es un multilateralismo que partió del año 45, es una maravilla.

El hecho de haber creado realmente una Organización de Naciones Unidas; si no existieran, habría que recrearlas de vuelta. El mundo tiene que creer en esto y, para eso, tiene que hacer realmente una refundación de las bases de la nueva gobernanza.

Sistema financiero. Es un tema, también ahí decir, de todos los (inaudible), públicos y privados, pueden tener cierta autoridad y experiencia propia. Es cierto, todas las crisis comienzan por los lados financieros.

Es cierto también que en los últimos 20 años el mundo financiero fue capaz de hacer ingenierías financieras absolutamente espectaculares y que aportaron mucho al crecimiento, pero es cierto también, y hay que reconocerlo honestamente, que el sector financiero no bancario es hoy realmente un sector muy grande, desregulado y muy poderoso.

Lo que digo es lo siguiente: hay una corriente creciente hoy en día de pensamiento, tanto político como técnico que dice que quizá el mundo tiene un sector financiero no bancario demasiado grande, no precisamos tener un mundo financiero no bancario que es 30, 40 veces el sector de bienes y servicios del mundo.

En fin, hay que repensar esto. Es un desafío importante, pero está creciendo una idea que no se puede dejar de lado: el sector financiero tiene que formar parte del mundo en su integralidad, responder a bastantes objetivos políticos y sociales, y para eso el tamaño es un fenómeno que complica la vida.

Es para pensarlo. Yo estoy cada vez más seducido por esta posición, porque creo que las cosas que están pasando, lo que hemos visto en la generación de esta crisis, todo eso nos pone un poco nerviosos y realmente es posible construir una sociedad balanceada si no tenemos en cuenta ese tema. 

El tema comercial es muy importante, creo que hizo bien el haberlo reflejado el Presidente Calderón y lo mismo lo acaba de poner ahora muy bien el amigo Ocampo.

Yo diría que viviendo en Europa yo no puedo dejar de reconocer y valorar otro tema que es fundamental: El tema del empleo.

En los años 30 el tema del desempleo fue un poco el precipitante de tantas cosas, hoy tenemos un serio problema en materia de empleo pues hay 75 millones de jóvenes desempleados en el mundo, 200 millones de jóvenes que viven con menos de 2 dólares.

Pero, sobre todo con una juventud que a diferencia de la juventud del pasado, de las juventudes de la edad dorada de la vida, que era la edad de la aventura, hoy en día tenemos una juventud con miedo; un miedo a morir por toda esta violencia que hay en el mundo, los que ponen los cuerpos son los jóvenes. Un gran número de muertos es gente joven. 

Lo otro que es grave, lo percibo en las calles de Europa, es el miedo a sobrar, a que no haya una sociedad en la cual realmente uno pueda insertarse.

Esos miedos están haciendo carne, el mundo no puede vivir con una Europa donde hay países que de cada dos jóvenes, hay uno desempleado. 

Es un desafío muy grande, estructural y coyuntural; no es un tema fácil pero tengo la impresión de que en ese concepto de la juventud, de una juventud que tiene miedo a morir y a sobrar, no podemos construir realmente un futuro como quisiéramos tenerlo.

Por último, por supuesto todo esto nos va a llevar a un nuevo modelo, soy optimista porque incluso uno de los grandes temas como el tema del clima, el tema de los avances en la utilización de las nuevas tecnologías hace pensar que el hombre siempre ha superado, a través del ingenio y la voluntad, los problemas que tiene en el presente.

Hay que trabajar todos juntos, los peligros son muy grandes y es bueno que seamos conscientes que esta nueva etapa todavía está por mostrar su última cara.

Muchas gracias.
 
 

Palabras del exsecretario General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, Carlos Magariños.

Si cuando empezó a hablar Enrique Iglesias quedaba poco por decir, a mí francamente me quedaría solamente invitarlos al almuerzo, pero voy a hacer un esfuerzo por cumplir en un plazo breve con el pedido del Presidente Sanguinetti, identificando algunas balizas, algunas señales que nos indiquen por dónde va el camino, cuál es el rumbo en este cambio de época, por qué estamos cambiando de época.

Hoy en la mañana el ingeniero Slim, el Presidente Sanguinetti, remarcaban que es una época de cambios, un tiempo de cambios el que estamos viviendo, un cambio de época.

Me gustaría tratar de contribuir a algunas reflexiones, para identificar hechos que nos señalan de una manera definitiva que estamos entrando en una nueva era.

El primero, y es un hecho al cual se ha hecho alusión de distintas maneras esta mañana, que desde mi punto de vista lo que se ha acabado con la crisis financiera internacional es el superciclo de deuda al que apelaron las economías más desarrolladas, pero también las economías emergentes durante dos o tres décadas de crecimiento sostenido y balanceado.

Cuando digo que se acabó el superciclo de deuda digo que el endeudamiento masivo de los estados no aparece como una opción en el corto y mediano plazo para ninguna de las economías desarrolladas, ni para las mayores economías emergentes.

Enrique señalaba bien que durante los últimos 30 años, las economías desarrolladas crecieron con una muy baja volatilidad en materia de tasa de crecimiento, en materia de ingresos, en materia de exportaciones y creo que este ciclo ha culminado.

En el futuro lo que vamos a ver es más volatilidad, vamos a ver tendencias de crecimiento en los países desarrollados, que van a estar por debajo del promedio histórico y un mayor desempleo estructural.

Fíjense, si uno combina alta volatilidad con una tasa de crecimiento por debajo del promedio histórico, con una tendencia por debajo del promedio histórico, lo que se va a encontrar son recesiones más frecuentes que sin duda van a afectar a nuestras economías.

Esta situación ofrece una oportunidad para los países emergentes, una oportunidad que los países emergentes ya están aprovechando en alguna medida, porque la primera reacción del mundo financiero es moverse ahí hacia donde está el crecimiento.

Ese tal vez es el segundo hecho que quiero remarcar. Hoy los países emergentes no sólo están tocando -como decía Enrique Iglesias- casi el 50 por ciento del Producto Bruto Global, sino que además representan el 70 por ciento prácticamente del crecimiento de la economía global en nuestros días.

Los países que mejor han aprovechado estas oportunidades son países con políticas monetarias expansivas, que tienen consumidores poco apalancados, cuyos sistemas financieros representan en términos de créditos otorgados al sector privado un porcentaje relativamente bajo del PBI, tienen un buen dividendo demográfico y tasas de interés declinantes.

Ejemplo de estos países en la región: Brasil, India, Indonesia en Asia, Malasia, asimismo, y Turquía. Ellos ya han estado experimentando unos fuertes flujos financieros que ingresan a corto plazo y como esas mismas condiciones que los atraen son la base para una burbuja en el futuro, estos países han respondido acumulando reservas, ajustando su política fiscal y reduciendo la tasa de interés.

Pero hay un hecho más que me parece que convierte a los países emergentes en una oportunidad en este proceso en el que está cambiando la época.

Aún cuando -y este es uno de los pocos datos tal vez que no mencionamos esta mañana- los países emergentes representan prácticamente el 50 por ciento del Producto Bruto Global, el valor de capitalización de mercado de sus empresas sólo representa un 14 por ciento del valor global de capitalización del mercado en el mundo.

Fíjense, hay casos realmente impresionantes, China representa el 15 por ciento del Producto Bruto Global y sus empresas representan sólo el 2 por ciento del valor global de capitalización de mercado.

Estos datos muestran que hay verdaderamente una oportunidad. Hoy Estados Unidos representa 21, 22 por ciento del Producto Bruto Global y el valor de capitalización de sus mercados está cerca de 44 por ciento.

Ahí es donde radica verdaderamente la oportunidad de crear valor en los países emergentes y poder descifrar las señales que nos permiten llegar a tiempo a realizar ese valor, llevando a las empresas de los países emergentes a los mercados financieros locales y globales, representarán en el futuro próximo un elemento de competencia extremadamente importante.

El otro tema que me parece que marca un cambio de época importante, es la emergencia de una nueva clase media global. De alguna manera hoy hemos mencionado el dividendo demográfico, en distintas intervenciones hoy los expositores que me precedieron, mencionaron la importancia del dividendo demográfico y vaya si la tienen; por ejemplo, para tomar el caso de China, la población en edad de trabajar en China pasó de un 46 por ciento en el año 75, a un 65 por ciento en nuestros días.

Dos quintos de la población de lo países emergentes viven en países que tienen una tasa de fertilidad por encima del 2.2 por ciento. Así tenemos claramente una primera idea de la importancia del dividendo demográfico.
Pero lo que parece realmente impresionante, es cómo esta causa y a la vez consecuencia del desarrollo, va impactar en la economía de los próximos años por el dinamismo de las economías asiáticas y los problemas que enfrentan las economías de los países desarrollados.

Si me permiten hacer un breve ejercicio y definir la clase media global como aquellas personas que gastan entre 10 y 100 dólares por día y aceptan esta definición arbitraria, porque cualquier otra definición que tomemos sería igualmente arbitraria. Tomando 10 dólares considerando 10 dólares el piso de pobreza en un país como Portugal, por ejemplo, el gasto diario de 10 dólares como el piso de pobreza, y el de 100 dólares, el gasto que pondría por encima de clase media a un habitante de Luxemburgo.

En el mundo, en el año 2009, teníamos aproximadamente mil 800, mil 900 millones de personas viviendo en esa clase media global. El 54 por ciento de esa población se distribuye entre Europa y Estados Unidos; Asia, representaba el 28 por ciento del total, y América Latina el 10 por ciento.

En 2020, de acuerdo con las proyecciones del Fondo Monetario, el Banco Mundial, el Centro de Desarrollo Internacional de la OCDE, la cantidad de gente viviendo en clase media, ya para ese entonces habremos llegado a los tres mil 200  millones de personas, la cantidad de gente viviendo en clase media en Asia, alcanzaría el 54 por ciento. La proporción que tiene hoy Europa y los Estados Unidos.

En esas regiones, la clase media definida como lo hice, se reduciría al 32 por ciento global, y en América Latina pasaríamos del 10 por ciento que tenemos por estos días, al 8 por ciento en 2020.

¿Qué pasaría con el gasto?

Recién hablábamos de la cantidad de pobladores, de ciudadanos viviendo en clase media. ¿Qué pasaría con el gasto?

Hoy América del Norte y Europa representan 64 por ciento de la clase media global del gasto de la clase media global definido como lo hice, y Asia el 23 por ciento, América Latina, el 7 por ciento.

En el 2020 América del Norte y Europa representarían el 36 por ciento; Asia, el 42 por ciento y América Latina, el 7 por ciento.

Es decir que este tema que mencionaba hoy el Presidente Lagos y que fue mencionado también por José Antonio Ocampo y Enrique Iglesias, la necesidad de definir una relación con China a mediano y a largo plazo es extremadamente importante y yo diría urgente, porque cuando uno mira las pendientes de crecimiento de la clase media y la distribución poblacional se nota que la mayor pendiente, el crecimiento más rápido se produce en esta próxima década, de 2012 al año 2022.

En mérito al poco tiempo que tenemos voy a obviar algunas otras menciones que iba hacer pero que ya han sido mencionadas por otros expositores y voy a quedarme con estos tres comentarios: El fin del superciclo de la deuda; la emergencia de los países, de las economías emergentes como una gran oportunidad de inversión, especialmente debido a la escasa participación de sus empresas en el valor de capitalización de mercado global y la emergencia de una clase media global.

Creo que estos tres elementos sintetizan bien algunas señales que pueden definirnos en qué rumbo podría moverse el mundo y qué rumbo deberíamos buscar nosotros, pero por supuesto me resultó más fácil cuando preparaba la presentación identificar dudas acerca de si ese rumbo se va materializar.

La primera de las dudas tiene que ver con el aumento del proteccionismo y el grado que alcanzará la crisis financiera en Europa, sin ninguna duda definir de manera clara un mecanismo de gobernanza global en un mundo semiglobalizado o inclusive globalizado extremadamente por regiones y muy poco globalizado en otras, en mi opinión es un desafío muy importante para la comunidad internacional.

En mi experiencia en el sistema multilateral y luego trabajando en el sector privado, me resultó evidente que el gran esfuerzo por promover la globalización y la integración de los mercados ha convertido al mismo concepto de regulación en un elemento antagónico de la globalización y la integración de los mercados.

Yo pienso y la duda que tengo es si en los próximos años lograremos revertir esa idea de que la globalización significa ausencia de regulación.

Creo que justamente estos problemas que vivimos nos muestran que en el futuro, para que la globalización prospere necesitaremos más intervención y más regulaciones de los estados.

Les doy un ejemplo sencillo que se me ocurrió a raíz de un viaje que hice recientemente, con el caso del mercado del arroz: El precio del arroz ha estado sometido a fuertes fluctuaciones y a una enorme volatilidad en los últimos años y participé en un debate donde se discutía si habría que liberar el mercado internacional o si habría que regularlo con precios de sostén.

La verdad es que solamente el 5 por ciento del arroz que se produce en el mundo se comercializa a través de las fronteras, es muy probable que haga falta hacer las dos cosas, pensar en establecer precios sostén y al mismo tiempo aumentar la integración comercial de los mercados que producen este producto.

Esta nueva forma de gobernancia implica un gran desafío para los Estados, y voy a concluir con esta reflexión que tiene, en mi opinión, un enorme peso cuando analizamos la capacidad de América Latina de aprovechar las oportunidades que nos brinda este cambio de época o sufrir las consecuencias de los cambios que tienen lugar en el sistema económico internacional.

Creo que América Latina ha llegado relativamente tarde a un proceso de desarrollo social y político de un concepto de democracia que integra libertad e igualdad.

En los últimos años se ha progresado mucho en esta materia, pero todavía el progreso se basa en transferencias desde el sector público en términos de ayuda a los sectores marginales y hace falta mejorar extremadamente la fiscalidad y la integración de los sistemas políticos con las necesidades de los ciudadanos.

Sin ninguna duda, en los últimos años ha aumentado el valor que los ciudadanos le dan a lo político, pero tengo muchas dudas, más dudas que certezas acerca de si eso ha significado de alguna manera una revalorización de la política.

Me parece que la política todavía padece un cierto desprestigio y que los ciudadanos recurran en muchas oportunidades a la autorepresentación.

Creo que el debate que nos debemos en América Latina es en qué medida podremos avanzar en la organización de un nuevo contrato social donde el Estado juegue un rol preponderante en garantizar unos derechos mínimos a los ciudadanos en materia de acceso a la salud, a la educación, al empleo y a una vida digna.
Muchas gracias.





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