Foto: Luis Acosta/AFP/Getty Images

De escéptico a mayor donador de World Wildlife Fund
4 de octubre, 2012

Por Caroline Preston
Ciudad de México

Cuando Julia Carabias Lillo, ex secretaria de ambiente, se acercó por primera vez a Carlos Slim Helú a fines de los noventa en solicitud de su ayuda para la protección del ambiente del país, el multimillonario empresario no pareció convencido de las estrategias propuestas por ella.

Doce años después, el señor Slim es el mayor aportador de World Wildlife Fund México, en cuya junta figura la señora Carabias. En 2009, Fundación Carlos Slim comprometió 50 millones de dólares para un ambicioso plan de conservación de seis regiones de México, tarea que, según personal de World Wildlife Fund, él mismo contribuye a precisar y realizar.

¿Qué fue lo que cambió?
“Fue atrapado por la naturaleza”, dice la señora Carabias.


Mariposa Monarca

Benefactor de causas de salud y educación por mucho tiempo a través de Fundación Telmex, el señor Slim no parecía muy interesado en la protección ambiental cuando la señora Carabias se acercó a él.

Pero después de que unas cuantas fundaciones de Estados Unidos se involucraron en la preservación de una de las joyas ambientales de México, el santuario de la mariposa monarca, bajo amenaza por la tala ilegal, Telmex aportó camiones para ayudar a la agencia ambiental del gobierno a monitorear el bosque.

Entonces Omar Vidal, quien dirige la oficina de World Wildlife Fund México, empezó a hablar con Héctor Slim Seade, sobrino del señor Slim y ejecutivo de Telmex, sobre otras formas de ayuda. Las pláticas resultaron en un compromiso de 500 mil dólares de Fundación Telmex para el trabajo no lucrativo en la reserva de la mariposa.

En 2005, el señor Vidal invitó a Héctor Slim a un paso nocturno por la reserva. Vidal recuerda el asombro del propietario del hotel cuando Héctor Slim apareció con un huésped inesperado: su tío Carlos. Relata que a la mañana siguiente, de pie entre las mariposas color naranja brillante, “tuve una visión diferente de Carlos Slim”.

Siguieron otros viajes de Carlos Slim, a veces acompañado por Carter Roberts, presidente de World Wildlife. El señor Roberts recuerda haber estado junto al señor Slim cuando una ballena gris emergió junto al bote en que navegaban en el golfo de California. Después el señor Slim sugirió adoptar la imagen de esta especie de ballena en el material promocional del fondo.

En 2009, después de largas pláticas con el gobierno mexicano y líderes ambientales locales, el World Wildlife Fund propuso un plan de siete años para convertir al país en un modelo de conservación, involucrando comunidades, organizaciones no lucrativas pequeñas y grandes y gobierno. El señor Slim acordó aportar 50 millones de dólares ─a condición de que las organizaciones no lucrativas aportaran otro tanto.


Opiniones fuertes

Con tres años en el proyecto, el señor Vidal dice haber hablado unas 35 veces con el señor Slim sobre el progreso del plan. Slim es un donador orientado a resultados que se divierte describiendo cómo la filantropía no siempre logra sus objetivos. Sentado en su soleada oficina de la ciudad de México, el señor Vidal señala un voluminoso expediente con las gráficas que intercambia con el señor Slim en sus reuniones.

Vidal dice que el señor Slim, con su mente empresarial, ha animado al World Wildlife Fund a considerar más seriamente las dimensiones económicas de su trabajo. Él empujó a la organización para que se moviera rápido a favor de la gente del entorno de la mariposa monarca a fin de abandonar la tala a favor del trabajo en viveros de árboles, ecoturismo y otras maneras de obtener ingreso para vivir. Hoy la tala ha caído a menos de una hectárea por año de 460 hectáreas en 2006, dice.

Pero el estilo práctico del señor Slim no siempre facilita trabajar con él. Reunir 50 millones de dólares como contraparte está resultando difícil: el World Wildlife Fund y los grupos ambientalistas locales con los que trabaja han reunido alrededor de 13 millones de dólares cuando mucho.

El señor Slim también tiene opiniones fuertes, y su enfoque en resultados medibles a corto plazo a veces choca con las realidades de la protección ambiental, dicen empleados de World Wildlife.
“Quiere que las cosas ocurran rápido, y la conservación no ocurre rápido”, dice el señor Vidal.

Pero el staff de World Wildlife cree que el señor Slim puede ser convencido de cambiar su visión.
Inicialmente dispuso que los 50 millones de dólares se dedicaran completos a conservación, no a ayudar a las organizaciones no lucrativas a cubrir sus costos administrativos. Pero este requisito puso a muchos de los 37 grupos ambientalistas locales en un aprieto financiero.

Después de discutirlo, el señor Slim accedió a que las organizaciones gastaran 8 por ciento del aporte en administración.
“Él entiende claramente esto”, dice la señora Carabias.

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