El Estado sí debe intervenir
Carlos Slim recibió la Medalla del Presidente de la Universidad George Washington. PODER habló con él.
Por Dolia Estévez, Washington, D.C.
Fotos Eddie Arrossi
Después de décadas de predicar la no intervención del Estado en la economía, el gobierno de Estados Unidos ha caído en la contradicción de incumplir su propio evangelio. Paradójicamente, Carlos Slim, uno de los empresarios que más se benefició de las privatizaciones de empresas estatales en la década de los noventa, concretamente con la compra del conglomerado de telecomunicaciones Teléfonos de México (Telmex), considera hoy “necesaria” la participación de la administración Obama en grandes empresas privadas, “para impedir, dada las circunstancias de grave recesión económica, la destrucción de más instituciones”.
El tercer hombre más rico del mundo, según la revista Forbes, visitó la ciudad de Washington el pasado 30 de junio para recibir la Medalla del Presidente de la Universidad George Washington (GWU), en medio de una cascada de encomios a su liderazgo empresarial y humanitario, insólitos en México donde su imagen es menos benigna.
“Carlos Slim ha canalizado su extraordinario éxito en los negocios a un compromiso apasionado por mejorar las vidas y el futuro de otros. En el pasado, la medalla de la GWU ha sido otorgada a líderes empresariales exitosos, destacados filántropos y dedicados humanistas. Hoy, se la damos a un hombre que cumple con todas esas características y más”, dijo Steven Knapp, Rector de la Institución durante una asistida ceremonia que contó con la presencia del Embajador de México Arturo Sarukhan.
Knapp enumeró las empresas que integran el imperio de Slim y las instituciones que comprenden su obra humanitaria, empezando con la Fundación TELMEX, “creada para ayudar a erradicar la pobreza extrema”, y el nuevo Instituto Carso de Salud, dedicado a luchar contra la desnutrición. “Carlos Slim es lo que el filósofo Antonio Caso describió como el ‘ser humano ideal: moral, voluntarioso y espiritual’”.
Guillermo Gutiérrez, catedrático de la GWU, director de la división pulmonar del hospital de la GWU y médico personal de Slim, recordó que hace 12 años el dueño de América Móvil estaba críticamente enfermo y con pocas posibilidades de recuperación, pero, sostuvo, salió adelante gracias a su gran amor por la vida y su espíritu combatiente. “Estamos ante la presencia de un gigante, como los Forbes, los Rockefeller, los Carnegie. No puedo pensar en otra persona que sea más merecedora de esta medalla que Carlos Slim”. Otros acreedores del galardón han sido el ex presidente de Rusia Mijaíl Gobachov, el ex primer ministro de Israel y Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres y el ex presidente de la República Checa, Vaclav Havel.
El magnate mexicano agradeció el honor de tener una distinción de una universidad tan reconocida. “La George Washington University –dijo– es importante no sólo por su excelencia académica, sino también por la influencia que puede tener su ubicación en el corazón de Estados Unidos, y en muchos sentidos, en el corazón del mundo”. Fundada en 1821, la GWU está ubicada a tres cuadras de la Casa Blanca y es considerada uno de los centros académicos más exclusivos de la Unión Americana.
Si bien el éxito en los negocios es indisputable, la obra filantrópica de Slim en México, donde el altruismo no es parte de la cultura de la élite empresarial, no se compara con la generosidad de los hombres de apellidos icónicos que mencionó Gutiérrez, o con la de Bill Gates, el individuo más rico del mundo que dedica 100% de su tiempo al trabajo humanitario a través de la Fundación Melinda y Bill Gates, la filantrópica número uno del mundo.
Al concluir la ceremonia, en respuesta a preguntas de PODER, Slim habló sobre la recesión económica de Estados Unidos, su impacto sobre México, el rescate de empresas estadounidenses y sus futuros planes de filantropía.
¿Es usted donante de la GWU o tiene planes de serlo?
Básicamente todo lo que hacemos en el ámbito educativo lo hacemos en México, trabajamos con unos 15,000 becarios al año. Tengo varios años viniendo, como explicó el Dr. Gutiérrez, a trabajar con la GWU, con la Facultad de Medicina. Soy cliente, por lo pronto, del Dr. Gutiérrez, quien además es un amigo, pero con la GWU no hemos tenido pláticas en el sentido que usted menciona.
En México estamos siendo muy afectados por la profunda recesión de Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades no se ponen de acuerdo sobre cuándo podría reiniciarse la recuperación económica o empezar a revertirse el deterioro.
¿Cuándo cree que retornaremos al crecimiento y a la generación de empleos?
Todos necesitamos un Estados Unidos más sano y fuerte. Es muy difícil decir cuándo va a terminar la recesión, lo que sí se puede decir es que no va a haber crecimiento, por lo que hay que tratar de que haya empleo sin crecimiento. Hay veces en que hay crecimiento sin empleo, sobre todo en el corto plazo, pero también puede haber empleo sin crecimiento, por lo que hay que impulsar el empleo sin crecimiento, con las medidas contracíclicas que anunció el presidente Felipe Calderón a principios de este año. No sabría decir cuánto va a durar, pero por supuesto que está ligado a la duración que tenga la recesión en Estados Unidos y en el mundo.
¿Es riesgoso para la economía de Estados Unidos tratar de salir de la recesión con un abultado déficit fiscal?
Sí, creo que es muy importante que en el mundo se cuide mucho no tener grandes déficits fiscales, que puedan tener consecuencias futuras. Hay déficits fiscales que son simplemente contables y hay otros que pueden ser estructurales. Los contables no importan, porque si tenemos déficit fiscal uno o dos años lo vamos a recuperar en tres o cuatro años.
Es un egreso aparente de este año, por ejemplo, apoyar una institución de crédito, pero en el momento en que los mercados estén en otras condiciones, los gobiernos van a poder recuperar el dinero que invirtieron. Lo van a recuperar teniendo inclusive un superávit. Por ejemplo, si se aumenta el capital de una institución en 100 dólares, con valores convertibles al 8 ó 10%, contra un bono del Tesoro que les aporte 3%, pues el gobierno de Estados Unidos está teniendo cada año 5% de superávit y al final del día va a tener un superávit fiscal.
En los otros casos, muchas de las actividades se pueden llevar adelante combinando inversión pública y privada, y sin que sea a base del gasto público. Por ejemplo, algunos proyectos de infraestructura. Otro ejemplo es el capital de las instituciones de crédito que han congelado recursos. Se puede hacer con una propuesta para aumentar el capital público y privado. Hemos visto cómo la banca, las instituciones financieras, han salido a buscar capital a los mercados y han estado prepagando al gobierno estadounidense.
En los años ochenta y noventa la política de Estados Unidos era presionar a Latinoamérica para que el Estado se saliera de la economía, privatizara empresas. Hoy, sucede lo contrario. El gobierno de Estados Unidos está interviniendo, está apropiándose de activos en grandes empresas privadas del país, financieras y no financieras. ¿No encuentra esto un tanto irónico?
No, para nada. Yo creo que los gobiernos deben de ser rectores económicos y cuando hay circunstancias tan graves como las que estamos viviendo, es necesario que participen. Además, es claro que el gobierno de Estados Unidos está interviniendo para hacer la reestructuración que requieren las empresas y las instituciones financieras, pero no con el objetivo de operarlas y de quedarse con ellas. Es al revés.
¿No corre riesgos el gobierno?
El gobierno está haciendo un negocio. Insisto, en lugar de tener un déficit fiscal, va a tener un superávit. ¿Por qué? Porque recibe más de dividendo que lo que le cuesta. Y, segundo, porque cuando venda las empresas, va a venderlas a precios muy superiores a los que invirtió. Esto va a provocar más actividad privada en un futuro muy próximo. Incluso lo vimos con los bancos en los que intervino el gobierno y a los pocos meses ya estaban recogiendo 80,000 millones de dólares del mercado privado. Es muy importante que, dadas las circunstancias, las instituciones financieras se capitalicen y el sector público participe en apoyarlas y capitalizarlas para fortalecerlas y estabilizarlas.
¿Entonces está de acuerdo en la intervención del Estado en la empresa privada?
Yo creo que es necesario que participe, para que no haya una situación, dadas las circunstancias, de destrucción de instituciones y de empresa, de cierre de fuentes de trabajo y de destrucción de activos que agudice más la crisis. Yo creo que los gobiernos tienen que entrar de manera excepcional, como lo están haciendo, para transformar las empresas y capitalizarlas temporalmente. El objetivo del gobierno americano será salirse de ellas cuando los [intereses] privados puedan hacerse cargo por su cuenta. Pero si no se estabiliza el sistema financiero, si no se corrigen algunos sectores industriales, que tienen una gran obsolescencia en muchas áreas, entonces lo que se hace es que se destruye.
¿Tiene planes de ampliar sus tareas de filantropía a Estados Unidos?
No, prefiero hacerlo en nuestros países. Estados Unidos tiene muy estructurados todos sus programas de filantropía y apoyo. Donde tenemos necesidades es en nuestros países.
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